Por:
Milton Muñoz (Mino)
Hola a todos y todas.
Yo soy un caminante de la tierra, aborde un avión que se dirigía a un vuelo de
sueños y esperanzas, en el que la propuesta para ingresar era “si cambias tu´,
cambia el mundo” y personalmente decidí abordarlo ya que sentía que mis objetivos
se fueron profundizando conforme pasaban los día. En la trayectoria del viaje,
el lugar de llegada aún no se conocía, sin embargo el proceso sería una
experiencia incomparable, interesante e inolvidable.
El proceso de
crecimiento interno y externo generó diversas habilidades, situaciones y
cuestionamientos. Hubo trabajo sacrificado que dio pequeños y grandes frutos,
hubo enseñanzas y aprendizajes, hubo conflictos y dificultades, encuentro de
culturas de las montaña y las corona, de intercambios de sueños y pensamientos, una redefinición de la vida y
la paz, de la justicia y la igualdad. Hubo bosques de primavera con rosas,
botellas y escaleras de subida a un nuevo tiempo.
Las almas que nos
encontramos y nos descubrimos, supimos que nuestro viaje tendría muchas
adversidades y al mismo tiempo un alto vuelo, un vuelo hacia territorios nuevos,
de sonrisas y lágrimas, de esfuerzos y reacciones, de fortaleza y apoyo, de
trabajo personal, social, material y espiritual, de pura alegría infantil que
construyo un territorio momentáneo de comunidad.
Los vientos que se
transformaron en huracanes, muchas veces configuraron visiones y misiones,
formas de vida y de pensamiento, fortalecieron o debilitaron la formación de
cada una de las almas que volaban en el sendero del tiempo.
La voluntad muchas
veces puede estar por encima de los obstáculos que aparecen en el viaje, es por
eso que la voluntad por cambiar la sociedad debe crecer y renacer más de un
millón de veces. La voluntad por sentirse vivo, aunque la realidad quiera
destruirla, debe fortalecer nuestros valores y principios por la justicia
social. Esta voluntad no será destruida, ni por la apariencia de un progreso,
ni por las diferencias en pensamientos. Somos todos y todas seres de luz y
conciencia, somos voluntarios de la creación de la esperanza, somos un movimiento sin fin pero
con una partida clara, la voluntad por un mundo mejor, somos un todo dividido
que se rencuentra en diversas circunstancias en la libertad del vuelo.
“El trabajo voluntario es una escuela
creadora de conciencia, es el esfuerzo realizado en la sociedad y para la
sociedad como aporte individual y colectivo, y va formando esa alta conciencia
que nos permite acelerar el proceso del tránsito hacia una sociedad mejor.” Ernesto Guevara.
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